22 mayo 2006

La silla de la suerte

Los niños chicos aprovechan todos los recursos a su alcance para hacerse chuletas: Las escriben en la pared, la mesa, el bolígrafo, se las enganchan en la ropa, etc. Su imaginación en ese sentido es asombrosa.

Pero lo que no parecen comprender es que disimular también es un arte. Por eso, hoy, cuando les hemos dicho a los niños chicos antes del examen de Lengua que al final tenían que hacerlo en la clase de al lado, un alumno ha cargado con su silla de un aula a la otra. Más tarde, cuando hemos rectificado y han tenido que volver todos a la clase de origen, el mismo alumno ha cogido su silla y se la ha llevado consigo de vuelta.

7 comentarios:

Deyector dijo...

Mientras no fuera la silla de ruedas...

Gáskell dijo...

No, no. Era una silla de clase en la que tenía escrita toda la gramática del curso

Anónimo dijo...

Qué mal pensados, eso era porque ya le había moldeado la forma para que no le molestaran las almorranas.

Anónimo dijo...

Estoy con el usuario anónimo...

YuKiNo^^ dijo...

k cutre lo d la silla...

aver si aprendemos a ser mas disimulados... a mi aun no m an pillado nunka con mi tecnika... ¿será xq mi teknika consiste en estudiar?

creo k la mayoria de mis compañeros la desconocen... es una teknika secreta!!!

jajaja

Bu! dijo...

yo las chuletas me las suelo comer con un plato, cuchillo y tenedos....pero.con una silla?

Quereis decir..que...xD

Anónimo dijo...

Aunque no le vaya la interpretación artística, ya tiene mérito copiar toda la gramática en una silla. Por menos hay obras guardadas en los museos.