Este año, que no podía ser distinto, el coordinador ha entrado en la clase con una caja con papelitos dentro (cada uno con el nombre de un alumno) y los chicos, que huelen esta clase de actividades obligatorias non gratas a la legua, han pronunciado, a coro, un largo NOOOO. Pero el coordinador, con una sonrisa que delataba su disfrute, les ha dicho: SÍIII.
Por supuesto, a los cinco minutos cada alumno había hecho por lo menos siete cambios de papelito para que le tocara alguno de sus amigos del alma.
3 comentarios:
Anda lo mismito lo mismito que se hace en mi familia para los regalos de reyes. Nadie sabe a quien le ha tocado el resto pero todos se han hecho 3 cambios por lo menos. Que bonitas son las tradiciones, y más cuando quedan en familia. Y mira como los alumnos, que se reunen todos juntos por obligación :P
por dioxxx... entre la enseñanza privada y la pública existe un abismo insondable... en la pública al cordinador (que ignoro que figura es) en este instante ya no le quedaría un hueso entero...
Los tiempos no cambian, ¿por qué no dejáis de hacer el amigo invisible? Que cada unon lleve lo que quiera y hacéis una subasta benéfica, que los tíos echaran pasta por un tubo con lo que haya traído "la tía buena de la clase". Típico, típico...
Publicar un comentario